Cuarto Menguante

por FenixGhost Sáb Mayo 10, 2008 11:06 am

Que tal amigos me paso por aquí para dejarles la siguiente historia que escribio mi amiga y ángel Martisima je,je,je... Ella no tiene ni la mas remota idea de que yo estoy haciendo esto Razz

je,je,je... Pero lo hago porque a ella le encanta escribir y uno de sus sueños es ser escritora Cool

Por tal motivo yo me he tomado la libertada de pasar este escrito que esta en su pagina web a nuestro querido foro donde la comunidad podra verlo y dar sus opiniones je,je,je...

Y claro ¿por que no? si les gusta la historia le pedire que se suscriba al foro para que de vez en cuando nos deje alguna de sus historias je,je,je... cheers

Que disfruten de esta historia Titulada:

CUARTO MENGUANTE

El ambiente era helado, no se escuchaba más que el monótono ruido del televisor que provenía del cuarto de su madre.

Su respiración era agitada y en el pecho sentía una opresión que casi la asfixiaba.

Miraba a su alrededor, como alguien que le pide respuestas a las frías paredes.

Por su mente pasaban, como una película, tantas y tantas escenas revueltas, que aumentaban su confusión.

Frente a sus ojos pasaba toda su vida en rápidos cortos; su infancia, su adolescencia, sus sueños y metas; sus muchos triunfos pero también sus muchos fracasos, sus amores, sus decepciones…

-como una película; una larga y amarga película-, pensaba, mientras poco a poco sus ojos comenzaban a llenarse de aquel liquido que mas parecía acido quemante que inofensivas lagrimas.

Recostada boca arriba y con la vista fija en el techo comenzó a observar mas detenidamente cada una de esas escenas que saturaban su mente, las analizaba escrupulosamente y las separaba en “recuerdos buenos” y “recuerdos malos”, con tal inocencia como un niño se dispone a clasificar sus juguetes o ayuda a mamá a separar las legumbres de las frutas.

Otros recuerdos incluso, los dejaba pasar, convencida de que no había manera de descifrar tales enigmas.

Y de pronto el silencio.

Hacia ya varios minutos que su madre había apagado el televisor dispuesta a dormir después de un agotador día de trabajo.

Tampoco se había percatado de que su hermana había recorrido la casa apagando las luces y ya se encontraba descansando en su habitación.

Todos dormían y ella aun con la vista clavada en el techo, mientras las espesas lagrimas le llenaban los ojos y le impedían la visibilidad, aunque no había mucho que ver, a su alrededor la oscuridad llenaba cada rincón de la habitación y a la vez también cada rincón de su alma…

Gruesas y pesadas gotas corrían por sus mejillas provocando la sensación de ser filosos cuchillos que le abrían la piel provocándole dolorosas llagas; su corazón a punto de salírsele del pecho, le imploraba paz y sus labios pronunciaban palabras inaudibles.

La almohada, su fiel confidente, le sofocaba una vez mas el llanto, como tantas ocasiones lo había hecho.

Poco a poco comenzó a sentir su respiración mas relajada y su corazón le agradecía el poder latir normalmente.

Las lágrimas habían cesado y en su rostro no quedaba huella alguna de lo sucedido.

En el ambiente flotaba una extraña sensación de paz mezclada con la ya arraigada soledad, y envuelto en el inconfundible aroma a incienso de sándalo que siempre penetraba la habitación.

Hizo un intento por voltear y entre la oscuridad pudo observar sus libros, aquellos que tantas veces la habían hecho despegar del mundo real para llevarla a dar una vuelta por lugares inusitados y mundos perfectos.

A su lado yacían, inmóviles sobre la pared, sus dibujos, que parecían destellar luz propia,.

y en su rostro se formo una casi imperceptible sonrisa, mientras sus parpados se cerraban lentamente sumergiéndola en un profundo y muy largo sueño, y su mano derecha caía suavemente sobre el buró, junto al vaso con agua y aquel frasco de fármacos que la habían colocado tan dulcemente en los brazos de su personaje favorito de uno de sus libros, mientras el la subía por una larguísima escalera que daba a al cielo y la recostaba tiernamente sobre la luna, que esa noche lucia mas hermosa que nunca, lucia un maravilloso cuarto menguante.

Escrito por: MARTHA ALICIA BAÑUELOS CASTAÑEDA

Bueno amigos espero y les haya gustado la historia de esta joven escritora y pues si quieren pasarse a deciros algo personalmente aqui os dejo el enlace a su pagina web:

Espacio De Martiux

Hasta la proxima...